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Un mundo hiper-sexual que no está contento.

Vivimos en una sociedad muy hipócrita. Estamos invadidos de mensajes hiper-sexuales por todos lados. En una revista vi una publicidad gráfica de una pareja a punto de tener sexo en el suelo para anunciar una marca de parquet. ¿Qué tiene que ver el parquet del suelo con el sexo?  Probablemente piensan: ¡Si pones sexo en tu anuncio, venderás!  Cualquier canción que ponemos en YouTube viene acompañada de videos con chicas en micro-shorts, que bailan con aire sexual (cuidado, sexual y no sensual) explícito y primeros planos de pechos, caderas y culos.

Sin embargo,  algo sucede, porque el sexo que estamos viviendo no nos gusta.

Hay un gap, una brecha entre la manera en que estamos viviendo la sexualidad  y la manera en la que creemos que debería ser. Más de la mitad de las personas no está contenta con su vida sexual y las consultas de los sexólogos están cada vez más llenas.

Por eso hoy me apetece escribir sobre la sexualidad consciente: vivida desde la atención plena.

¿Quien te enseñó sobre sexo?

Siempre hago esta pregunta en mi consulta. Y me cuesta tener una respuesta clara y ordenada. A veces vamos conociendo de otras mujeres la experiencia de la primera regla, o un chico le cuenta a su amigo los pasos que tiene que seguir para tener sexo con una chica. La mayoría de los hombres aprende mucho (y mal) de sexo desde la versión sesgada, genital y parcial que les da el porno. La mayoría de las chicas no conocemos en profundidad nuestros genitales porque están escondidos.

Pero lo peor de todo es que pensamos que aprendemos de sexo cuando vamos recabando información sobre la práctica de la penetración, cuando el sexo no es sólo eso. Venimos aprendiendo sobre sexo desde que tenemos uso de razón y escuchamos cómo nuestros padres se refieren a nuestros genitales si somos un niño o una niña. Aprendemos de sexo por la manera en que nos cambian los pañales.

Cuando un/a niño/a de tres años se toca los genitales sus padres le dicen “no te toques allí” o “allí tienes unas sensaciones raras y diferentes, puedes tocarte para conocerlas, pero como es algo íntimo, es mejor que lo hagas cuando estés sólo y no adelante de otras personas”. Aprendemos de sexo por el tipo de zapatos y escote que usa nuestra madre, que da permiso para algunas cosas y se reserva otras. Lo que hayas aprendido sobre sexualidad determinará tu manera de vivirla.

¿Qué piensas que es el sexo?

La reproducción asexual fue un buen comienzo hace millones y millones de años, pero hace falta el deseo de unirnos, parearnos y mezclar nuestros genes para colaborar con la inimaginable biodiversidad de este mundo. El sexo está relacionado con este impulso básico para fusionarse y gracias a esta fuerza estamos vivos en este mundo.

El sexo es más que nuestros deseos individuales, nuestras experiencias eróticas y nuestro comportamiento sexual.

Nuestra sexualidad es también la expresión profunda de nuestro poder creativo. Es una fuerza profunda y muy potente que nos lleva a juntarnos y unirnos. Es una de las fuerzas más poderosas del mundo. Tiene que estar o nosotros mismo no existiríamos gloriosamente vivos entre toda la complejidad de este mundo.

Sexualidad consciente

El sexo como fuerza de unión

Nuestra sexualidad individual is sólo una pequeña parte de ese poder primario y poderoso: de esa fuerza vital, pulsante, de la vida.

Nuestra sexualidad nos conecta, es parte, viene de, esa fuerza cósmica: son una misma cosa, sólo que a micro y macro nivel.

Cómo nos relacionamos con ese poder inmenso tiene un impacto enorme en nuestras vidas. Podemos reprimir nuestra sexualidad. Podemos minimizar la importancia de nuestra sexualidad y hacerla banal, o podemos tomar otra vía completamente distinta y cultivarla y celebrarla. La elección de cómo afrontarla es de cada uno de nosotros. Podemos aprender a abrir conscientemente la puerta de nuestra fuerza de vida sexual y estar más cerca de nuestro potencial sexual y personal.

Si el sexo fuera meramente un comportamiento natural de encastrar la ficha A con la ficha B, todos seríamos buenos practicándolo. Pero el sexo no es así. No es sólo la parte de la exitación y orgasmo. No es lo genital. Nuestra sexualidad nos conecta justo con el centro, el corazón de quienes somos. De quien soy de verdad, profundamente, sin miedos y sin juicios.

Todas nuestras relaciones, no solo las relaciones activamente sexuales, crecen de esta raíz que determina todo. Y cuando digo “todas nuestras relaciones” me refiero a eso, absolutamente a todas, incluyendo la conección más significativa que vamos a llegar a tener jamás (si estás pensando en una pareja, o en una madre, ya te digo que NO). La relación más significativa que vamos a tener en toda nuestra vida es CON NOSOTROS.

Por eso te invito a que vuelvas a pensarte la pregunta, ahora con atención plena ¿Qué lugar quieres que ocupe la sexualidad en tu vida? ¿Qué vas a hacer para cultivar una sexualidad y conexión significativa?

Gracias por leerme 😉