Reflexiones acerca de este film
Quizá hayas escuchado hablar o incluso visto el famoso film “La ballena” (The Whale), disponible en los cines españoles, gracias al reconocimiento que ha recibido el trabajo del director Darren Aronofsky, quien explora el sentimiento de “la culpa” desde la miseria y el sufrimiento del ser humano; y por la excelente actuación de Brendan Fraser (Charlie), un profesor universitario con obesidad mórbida, quien vive aislado por los límites de su propio cuerpo, hundido en la depresión, el duelo, y el remordimiento.
En The Whale vemos como Charlie, movido por el sentimiento de culpa por haber abandonado a su hija, cae en una profunda depresión, y se autocastiga refugiándose en la comida, llevándolo a padecer las graves consecuencias de la obesidad mórbida.
The Whale es una historia para reflexionar, sobre todo porque en muchas ocasiones atravesamos momentos muy difíciles, vinculados al sentimiento de culpa, por lo que hicimos o dejamos de hacer. Y si nos quedamos enganchados en el pasado, difícilmente podremos reivindicarnos e incluso avanzar en el presente.
La culpa
La culpa es un sentimiento que notamos en nuestro cuerpo-mente de forma muy desagradable. Suele venir acompañado de angustia y sensación de desasosiego. Nos convierte en jueces implacables de nosotros mismos. La culpa es de los sentimientos que usamos más disfuncionalmente. Nuestra cultura judeo-cristiana tiene una conexión muy fuerte con esta emoción, que ocupa un gran espacio en nuestro universo mental. Más del que creo sano y productivo. Si tenemos en nuestro bagaje biológico esta emoción, es porque, como todas las emociones, viene a decirnos algo. La culpa es una señal de alerta que nos avisa, es como una alarma que nos llama la atención cuando nos alejamos de nuestros valores. Si la aprendemos a gestionar, también puede ser una oportunidad de crecimiento personal muy valiosa.
El autocastigo
La culpa está muy relacionada con el autocastigo. Al sentirnos mal con nosotros mismos por la falta de aceptación, tendemos a estigmatizarnos con un diálogo interno hiriente e implacable.
De niños aprendemos que para pasar de la desaprobación a la aprobación debemos sentirnos culpables y luego corregir nuestro comportamiento para adaptarlo a lo que agentes externos (familia, círculos sociales, religión, prejuicios, estereotipos, entre otros) establecen como correcto. Así, cuando de adultos nos encontramos en situaciones similares, adoptamos un comportamiento autocastigador, donde somos nuestros jueces más severos y despiadados, con todas las consecuencias que implica para nuestra autoestima.
¿Qué debo hacer para superar la culpa?
- Ordenar nuestro propio sistema de valores. Se trata de identificar tus propios sentimientos, conocer tus deseos y necesidades, dejando atrás creencias limitantes que no vayan en concordancia con tu forma de pensar de tu adultx actual.
- Identificar la causa y sus manifestaciones. Es muy importante comprender qué te pasa. ¿Puedes identificar la situación que te ha generado esta culpa? ¿Está actualizada con tu sistema de valores presentes? Escucha lo que tu cuerpo te está diciendo al respecto.¿Sientes ansiedad, angustia, tristeza? ¿En qué parte del cuerpo lo notas? ¿De qué forma son estas sensaciones físicas? Cuáles son tus órganos o zonas más vulnerables que te están diciendo que te sientes culpable o angustiadx.
- La aceptación. Una vez identifiques la causa de ese sentimiento de culpa, puedes intentar amigarte con la idea de cometer errores. Por los motivos que sea, puedes haber hecho algo mal o de lo que te arrepientes. Esa acción puede ser lamentable, pero no eres todx tú. Tú eres mucho más que ese error. La capacidad de aceptar lo que hay, sin negarlo, rechazarlo o reprimirlo es un acto enormemente liberador. Se trata de aprender a aceptar como actitud.
- Convertir la culpa en responsabilidad: Está claro que no podemos cambiar el pasado, pero sí podemos enmendar los errores. En este caso, la culpa actúa como señal de alerta e indica que tenemos la responsabilidad de cambiar nuestra forma de actuar, desde ya. A veces es tan simple como decir “lo siento”, revelar la verdad o renunciar a la causa de la incongruencia. En otros casos, puede ser más complejo, pero se trata de tomar las acciones que sean necesarias para corregir la situación que nos lleva a la culpa. Enmendar responsablemente puede ser una acción maravillosa y liberadora.
- La experiencia siempre deja un aprendizaje: Te invito a que analices la situación y reflexiones: ¿Qué he aprendido de mí mismo, de los demás o de mi entorno? Frente a otra situación similar ¿Quieres responder de forma diferente la próxima vez? Puedes plantearte pasos concretos a seguir que te aporten más y te enriquezcan de aquí en adelante.
La culpa, el autocastigo, y todo el malestar que genera, es un proceso por el que todos hemos pasado o pasaremos a lo largo de nuestra vida. Si estás experimentando grandes dificultades en avanzar por ese camino, puedes consultar una psicóloga con quien construyas una perspectiva diferente, trabajando en el perdón y la aceptación.